FANTASMA DEL ASCENSOR.....

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lunes, 26 de mayo de 2008

ABDUCCIONES 1



En 1995 en Kadima Israel, una mujer de 40 años se despertó a causa de unos ruidos procedentes del salón de su casa. Caminó de puntillas hasta la puerta de la habitación y vio una extraña criatura. Su apariencia era humana, pero medía más de dos metros de altura, iba enfundada en un mono plateado y se desplazaba flotando en el aire. Su rostro, de pequeña nariz y ojos muy grandes, era redondo. El ser atravesó la pared de la casa y se dirigió hacía el jardín. Más tarde, la mujer comprobó que sobre el césped había un círculo de casi cinco metros de diámetro que contenía una sustancia roja y un puñado de piedras transparentes. La primera fue identificada como cadmio y lo segundo como cristales de silicio en estado puro.

Este es uno de los muchos casos que se conocen de los visitantes de habitación.
En 1995 hubo una intensa oleada ovni en Israel. Incluso la policía fue testigo de la aparición de naves y de humanoides gigantes, de entre 2,10 y 2,70 metros de altura. A veces aparecían envueltos en una especie de niebla y vestidos con una ropa de apariencia metálica. Dejaron numerosas huellas y el ejército israelí investigó los hechos, pensando que pudiera tratarse de terroristas. Alguna de las pisadas de estos seres tenían una profundidad de hasta 35 centímetros, equivalente a la presión de una tonelada. Curiosamente, casi todas las apariciones se produjeron los sábados por la noche.

En 1996 se grabaron 15 vídeos de OVNIS. El más espectacular, grabado en Hamata Raial, muestra un objeto volador con aperturas semejantes a ventanas.
Según Budd Hopkins, uno de los más reconocidos expertos en abducciones, los casos de secuestros de humanos se producen cada vez en mayor número. De la encuesta que el realizó entre 6.000 estadounidenses, Hopkins dedujo que existía un porcentaje de un 2% de supuestos abducidos. Extrapolando los datos, se llegaría a la cifra de cinco o seis millones de abducidos sólo en Estados Unidos. Este experto cree que vienen a la Tierra en busca de material genético humano con el fin de restaurar su raza agonizante.
En su libro Witnessed, Hopkins recoge las investigaciones que realizó sobre más de 200 abducciones de los últimos 20 años. Uno de los casos más espectaculares es el de Linda Cortile, ocurrido en pleno centro de Manhattann, Nueva York. Lo más sorprendente de este secuestro es la existencia de varios testigos que, en el momento del suceso aparentemente estaban incomunicados entre sí, ya que en la mayoría de los casos el abducido se encuentra solo en el lugar de los hechos. “Hubo unos 20 testigos, e incluso una mujer que escribió diciéndo que su coche se paró sobre el puente de Brooklyn en la noche del 30 de noviembre de 1989, mientras observaba un ovni de color rojo-anaranjado que arrojó un haz de luz azul y blanco sobre el edificio donde vivía la abducida Linda Cortile. Luego vio lo que parecía ser cuatro bolas difusas flotando hacia el ovni. Una de ellas era Linda”, dijo Hopkins.
Un mismo esquema de los hechos se repite casi siempre: aparece una luz fantasmal junto a una carretera o en plena ciudad, el motor de los vehículos se para y aparecen criaturas semejantes a seres humanos pero de pequeño tamaño y gran cabeza que le hacen a la víctima exámenes físicos y manipulaciones quirúrgicas semejantes a biopsias que frecuentemente dejan una cicatriz... En ocasiones introducen pequeños objetos en la cabeza o en otras partes del cuerpo de la víctima... Estos son algunos de los puntos comunes en las experiencias vividas por abducidos y que Hopkins defiende que se trata de hechos reales y no de alucinaciones.
Un término frecuentemente utilizado por la ufología, especialmente después de los estudios de Hopkins, es el missing time, el “tiempo perdido”. Se suele recurrir a la hipnosis para que los testigos puedan recuperar ese “tiempo perdido”, pero se plantean muchas dudas acerca de la eficacia de este método. “Muchas veces la hipnosis hace despertar al sujeto unas ilusiones que responden a deseos personales, ya sean conscientes o inconscientes”, afirman muchos psiquiatras y psicólogos.

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