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martes, 27 de mayo de 2008

ABDUCCIONES 2



Uno de los casos más conocidos mundialmente es el famoso incidente protagonizado por el cabo Armando Valdés Garrido, ocurrido en la madrugada del 25 de abril de 1977 en una zona situada al noreste de Arica, en el norte de Chile. Desgraciadamente, por orden de los militares Valdés fue sometido a un tratamiento de electroshock, ya que no respondía a la medicación que normalmente se les suministra a los supuestos psicóticos . Ese tratamiento borró de la mente del protagonista unos hechos que podrían haber sido recuperados con hipnosis.
El caso de cabo Valdés contó con siete testigos, unos militares e ingenieros israelíes, que participaban en unas maniobras estratégicas en Pampa Lluscuma. Todos vieron una luz que descendió y se posó entre las colinas, a unos 500 metros de ellos. El cabo se internó en la luminosidad y desapareció. Regreso 15 minutos después y se desvaneció. Cuando recuperó la conciencia dijo: “Ustedes no saben quiénes somos ni de dónde venimos, pero les aseguro que pronto volveremos”, tras lo cual volvió a desmayarse.
Un detalle señalado por sus compañeros es que, tras la experiencia, su rostro mostraba una barba de varios días, aunque Valdes estaba afeitado en el momento de su desaparición. Su reloj digital se había parado y el marcador de la fecha señalaba cinco días más tarde, como si para Valdés hubiera transcurrido una semana en vez de unos pocos minutos

Derrel Sims, es quizás el mayor especialista mundial en implantes. Director de la publicación Houston UFO Network, Sims ha trabajado con el Dr. Roger Leir, fundador de la Foundation for Alien-Human Research, una organización que ha encontrado en los últimos años más de 30 implantes en los cuerpos de abducidos. Ambos investigadores han anestesiado por medio de la hipnosis a varias de estas personas y han logrado extraerles diversos tipos de implantes.

Los recelos que los demás investigadores podían tener se esfumaron ante la documentación científica y visual aportada por Sims en su ponencia y también en charlas privadas con ellos. Cartas e informes científicos de las más importantes universidades y centros de investigación de Estados Unidos y de países europeos respaldan una teoría que para algunos puede parecer descabellada: unas entidades no humanas están implantando en seres humanos objetos que no son producto de nuestra tecnología.
Uno de los métodos desarrollados por Sims y Leir para detectar posibles implantes consiste en iluminar con luz ultravioleta el cuerpo del supuesto abducido. Han comprobado que las marcas indelebles ocasionadas por el contacto físico y las cicatrices dejadas por una operación de implante se ven fosforescentes bajo la luz ultravioleta. No se conoce la causa, pero hasta un 31% de los abducidos sufren alergia a la procaína, un tipo de proteína. Un abducido acudió al oftalmólogo y éste quiso suministrarle procaína en gotas para dilatarle la pupila, a pesar de las advertencias del paciente. El hombre entró en coma”, explicó Sims.
Otra característica común a los abducidos es el síndrome post-traumático de estrés, muy parecido al que manifiestan los soldados que van a la guerra. Muchos experimentan recuerdos de su abducción en forma de flash, es decir, de imágenes caóticas que pasan por su mente a gran velocidad.

Algunos de los implantes extraídos por Sims y Leir se hallaban bajo la piel de sus pacientes. “No había una respuesta inflamatoria a dichos implantes, algo totalmente anormal puesto que se trata de un cuerpo extraño en el organismo. El tejido que los envuelve es de tipo nervioso y el núcleo del implante es a veces metálico y fuertemente magnético; en otras ocasiones se trata de materiales de origen meteorítico. Algunos están ligados a un nervio principal e incluso recubiertos por una membrana negra y fuerte que, según los análisis, está compuesta por hemosiderina, una especie de proteína de la sangre”, Quizás el material biológico que recubre el cuerpo principal del implante contenga ADN del mismo abducido.Se puede haber extraído material genético del paciente y haberlo sometido a un caldo de cultivo para fabricar la capa que recubra el implante, de forma que no exista rechazo, razona el investigador. “En el 95% de las abducciones, la comunicación entre el secuestrado y los EBEs se lleva a cabo por medio de telepatía”, expone Jacobs.
Una sociedad telepática supondría la supresión de la privacidad del individuo, pues todos o casi todos se enterarían de lo que pasa por la mente de los demás. A raíz de ello, las cualidades personales mermarían, habría más uniformidad en el comportamiento del individuo y menos satisfacción personal. Se puede constatar que los actos de los EBEs secuestradores son fríos, sin pasión. Parecen estar concentrados solamente en el análisis clínico de los secuestrados. A veces intentan eliminar el dolor del paciente, pero no sabemos si lo hacen por compasión o para evitar que el estrés producido al abducido perjudique el resultado de sus experimentos.
Muy rara vez, según demuestran las experiencias de los abducidos, estas criaturas manifiestan sus sentimientos. Al faltar una expresión de individualidad, está también ausente el sentido del amor hacia sí mismos y hacia los demás. Sus rostros son inexpresivos y no emplean una gestualidad facial o corporal como nosotros”,
La ironía, el sarcasmo o las variaciones del tono de la voz, en consecuencia, no existen en la “sociedad telepática”. “Pueden irritarse, pero no enojarse profundamente. Es posible que tengan relaciones sexuales con el abducido, pero nunca expresan amor; sólo es un acto mecánico de carácter reproductivo. Queda claro que esta sociedad alienígena está orientada hacia el trabajo y el grupo.
Una brecha en la memoria podía significar que una persona ha sido raptada, y fue obligada por sus raptores extraterrestres a olvidar la experienc
Se dice que el pánico asalta a los secuestrados cada vez que se acercan a determinados lugares, ven un helicóptero que se cierne sobre ellos o se encuentran en otras situaciones que recuerdan el trauma reprimido.
Los supuestos secuestrados pueden tener dificultad para conciliar el sueño, y es frecuente que solo logren un sueño muy ligero. Muchos sueñan con naves espaciales o extrañas criaturas; algunos inexplicablemente, se despiertan noche tras noche a la misma hora.
Al despertar, algunos se encuentran con sangre en sus almohadas; podría ser un efecto residual de la implantación o la eliminación quirúrgica del aparato de rastreo colocadas por los EBEs en las narices u oídos.
Los secuestrados descubren también enigmáticas marcas en su cuerpo. Pueden ser pinchazos, heridas punzantes o raspones.

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