
En esta megápolis sucede que muchas personas afirman que los túneles para el tránsito se pueden romper e inundar (Manhatan es un islote). Dicen que la base del puente George Washington está llena de cadáveres. El metro americano tiene historias terribles, como la del policía destrozado por el tren durante una persecución o la del borracho que recibe una mortal descarga mientras micciona sobre un riel que transporta la electricidad de los trenes.
Hay leyendas terroríficas que atraviesan el subsuelo hasta convertirse en una realidad no menos horrenda...Es el caso de la venganza de los lagartos, quizás la más famosa leyenda neoyorkina, habla de unos lagartos que merodean las tuberías de los sanitarios. Ocurre que hace unas décadas se puso en boga el tener crías de lagarto como mascotas, pero éstos crecían y la gente se cansó de mantenerlos. Unos terminaron en el zoo y otros fueron lanzados al inodoro. Así fue como se encaminaron a una nueva forma de vida, más allá de los sistemas de desagüe donde los residuos tóxicos, ratas, despojos de laboratorios y productos farmacológicos, así como la ingestión de algún que otro visitante ocasional (en general obreros) terminaron por mutar la especie, que fuera del sol eran ciegos y albinos. Se dice que alguna vez estos lagartos mutados han surgido a la superficie en busca de alimento vivo. En Estados Unidos, país de lo absurdo, la leyenda arraigó, para muchos es traumático ir al lavabo. Alligator, film estrenado a principios de los ochenta y basada en este mito tuvo un tremendo éxito y agrandó la leyenda.
Una variación del mito de los reptiles sucedió a finales de los ochenta en Barcelona capital, donde fueron recogidos por cuerpos policiales y de salud pública varios cuerpos de serpientes atropelladas junto a las cloacas. Al menos hubo tres casos. ¿Eran mascotas perdidas? o ¿habían salido de los subterráneos en busca de luz y alimento?. Quizás esto explique sus grandes dimensiones, sobrepasando el metro.
Las leyendas las crean nuestros propios temores
Los pánicos llegan cuando la oscuridad distorsiona las formas y se encuentra uno en un lugar dónde pueden habitar más especies: lagartos, serpientes, cucarachas mutantes, etc...Monstruos de nuesta incosciencia. La fantasía romántica recrea la leyenda de los enamorados suicidas. El deseo de que nos suceda cosas interesantes y extraordinarias dan pie a los fantasmas comunicativos. Y nuestro temor al dolor pudo producir los miedos a quedarse atrapado en un rail, a caer en las vías, al ser pillado por las puertas de los metros, a contagiarnos por virus infecciosos (la leyenda del seropositivo que va contagiando a los sanos desconocidos). Y las ganas de felicidad hablan legendariamente de que no hay mejor sitio para ver famosos que en el metro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario